lunes, 30 de noviembre de 2009

Manejando el timón


¿Somos dueños de nuestro destino?
O, por el contrario, ¿hagamos lo que hagamos, ya está escrito y no podemos escapar de él?
Me resisto a creer que nacemos con un patrón predefinido, que cada paso de nuestra existencia viene marcado de antemano y que da igual lo que hagamos para intentar cambiarlo.
Si hay algo en lo que firmemente creo es en que nacemos libres y q sí, tal vez cada paso que demos nos conduzca irremediablemente al siguiente de la cadena de acontecimientos, pero lo importante es que ese paso lo elegimos nosotros y que si es equivocado, rectificar es de sabios. No se trata de recular, de ir hacia atrás, sino de girar el timón hacia otro rumbo. Porque la carta de navegación tiene todas las posibilidades de ruta que nosotros queramos darle.

jueves, 12 de noviembre de 2009

Tratando de entender

Tratando de entender
buscando un por qué
mostrando el corazón
te hieren otra vez.

Es cierto que el dolor
no se queda en la piel
penetra al interior
minándote la fe.


No es fácil olvidar
ni volver a empezar
buscar un nuevo sueño
del que no despertar.


Querer cerrar los ojos
a esta sensación
lo único que hace
es darte la razón.

Que tienes que admitir
que todo está al revés
que no vale fingir
que ahora no lo ves.


No es fácil olvidar
ni volver a empezar
buscar un nuevo sueño
del que no despertar.

sábado, 7 de noviembre de 2009

Buscando una canción


Había una vez una nota discordante que viajaba en busca de una melodía en la que pudiera encajar.
Todos los días, muy cerca de ella, escuchaba la canción perfecta. Quería encontrar un pequeño hueco en el pentagrama de aquella partitura y es que...¡la melodía le gustaba tanto!
Pero aquel sonido tenía tal armonía que creía que se colocara en el compás que se colocara lo único que conseguiría sería desafinar y romper la perfección de aquella pieza. Así que simplemente se limitaba a escucharla y a disfrutar de ella.
La tenía tan memorizada que era capaz de reproducirla en su interior sin que una sola nota se le escapara.

Un día, caminó un poco más lejos de lo que solía hacerlo y empezó a escuchar otras canciones, con estilos muy diferentes de esa "melodía perfecta" que escuchaba siempre.
Y entonces, aquella melodía le pareció que ya no era tan perfecta. Empezó a descubrir que las notas no siempre sonaban igual, que había días en que desafinaban porque se negaban a compartir el pentagrama con las demás, porque invadían el espacio de las otras y las ahogaban subiendo su volumen o simplemente porque la rutina y el cansancio no las dejaban brillar como sabían hacerlo.
No es que las otras canciones fueran mejores que aquella, sólo estaban en otra escala, iban a otro ritmo, ni mejor ni peor, simplemente diferente. Y decidió sumergirse en aquella sinfonía multicolor y cambiante, buscando e investigando sobre su propio sonido y colocándose en el pentagrama que encontraba a cada paso, descubriendo que era importante y necesaria en cada una de las canciones de las que formaba parte...

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Porque los senderos son sabios y las casualidades siempre tienen una razón de ser...