sábado, 30 de abril de 2011

Círculos


Cuando los círculos no se cierran, siempre corres el peligro de volverte a ver caminando sobre ellos. Así es como me siento yo ahora, dando vueltas sin parar, repitiendo las mismas situaciones, las mismas sensaciones... incluso las mismas palabras.
Aunque no es exactamente igual, porque yo sé el daño que puede hacerme entrar en su juego y creo que, de alguna manera, estamos intercambiando los papeles. Ahora tengo la sensación de que es él el que intenta desesperadamente que ese hilo que frágilmente nos une no se rompa. El problema es que yo, en el fondo y por momentos, también lo deseo. Pero al mismo tiempo pienso que igual es porque no veo otras opciones en mi horizonte y me aferro a ésta...
No creo que quisiera hacerme daño a propósito y además no quiero juzgarlo. No puedo pretender juzgar a alguien sin conocerlo. Sí, sin conocerlo, porque cuando parece que desnuda su alma frente a mi, de repente se pone la coraza y ya no sé qué pensar.
La otra noche me sentí bien y mal al mismo tiempo. Por un lado mis palabras fueron capaces de vencer el miedo y sacar la espina que me clavó hace tiempo, demostrándole que las personas tenemos sentimientos y que no se debe jugar con ellos. Y por otra parte, fui consciente de que esas palabras no eran las que él quería oír y que le estaba haciendo daño al pronunciarlas, de hecho la conversación se cortó, aunque creo que eran necesarias para dejar claro en qué minuto del partido estamos.

jueves, 7 de abril de 2011

No entiendo nada...

Apareces de nuevo en mi vida, como si nada hubiera pasado, como si hubiéramos hablado ayer, tan encantador como al principio.
No sé si es que te fuiste de vacaciones o que te sienta mal el invierno y reapareces en primavera como las flores...
Me dan ganas de decirte cuatro cosas, aunque por otro lado, eso sería darte más importancia de la que tienes. Pero, al mismo tiempo, el estómago me da esa punzada
que me produce terror al imaginar que pueda volver a caer y tú, de nuevo, desaparezcas sin más, dejándome con cara de tonta.
Me pillas con la guardia baja por la confianza y la alegría de los últimos acontecimientos y los muros de mi castillo son fáciles de derribar. Creo que lo mejor es no sacar conclusiones precipitadas, dejar que reveles tu estrategia y si tu ejército se decide a atacar, ver si vale la pena luchar o es mejor una retirada a tiempo...

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Porque los senderos son sabios y las casualidades siempre tienen una razón de ser...